miércoles, 14 de agosto de 2013

"EL LECTOR".

   ¿El amor nos indulta por el apoyo a malas conductas o nos hace cómplices de los actos de nuestro amante? ¿Qué haríais si descubrierais que el amor que os ha marcado para siempre, que os ha convertido en lo que sois ahora, fuera un criminal de guerra nazi?

   A estas cuestiones se enfrenta en "El lector" Bernhard Schlink, un escritor y jurista alemán que en esta novela consigue entrelazar temas tan diversos como la pasión, la justicia, la culpa y la responsabilidad hacia quienes quisimos o alguna vez nos quisieron.

   El protagonista, Michael Berg, tiene apenas quince años cuando conoce Hanna, la mujer de treinta y seis años que trastocará su mundo. Era guapa, pero no especialmente femenina ni, muchísimo menos, dulce o delicada, era en sí misma un concienzudo enigma. Un día, cuando el chico fue a visitarla, no la encontró, ella se había ido. Pasaron varios años hasta que en un juicio, sentada en el banquillo de los acusados, volvió a verla.

   ¿Cómo alguien puede disimular haber sido partícipe o autor de determinadas atrocidades? ¿Cómo puede continuarse el camino después de ciertos actos?

   Durante la obra, el joven observa a su enamorada y poco a poco consigue que nosotros también nos enamoremos de ella. Es cierto que todos sus movimientos son tan milimetrados, tan cuadrados, tan como deben ser, que asustan. Parece mentira que jamás se haya salido de la línea marcada, pero allí está, tarde tras tarde, yaciendo en secreto junto a Michael.

   La misteriosa mujer tiene una afición, que le lean ¿No os parece algo precioso compartir algo tan íntimo como la lectura? Y digo íntimo porque la lectura, como sabéis, es una experiencia privada, tan privada que sólo podemos disfrutarla tras esa puerta hacia otra dimensión que son los ojos. Lo que imaginamos, cómo lo hacemos, qué sensaciones nos provoca... este tipo de cosas pasan a formar parte de nuestro mundo interior sin que nada ni nadie lo perciba.
Escena de la película basada en la novela.

   Cuando leí la parte en la que se pronunciaba su nombre en el juicio, no podía creerlo. Es cierto que no era una mujer normal, ¿pero, quién lo es?

   Siempre he creído que existen ciertos principios que son comunes a todos los hombres y, aún perteneciendo a distintas culturas, todos tenemos que respetar. Me sería mucho más fácil afirmar esto si supiera a ciencia cierta como opera la razón. Todas las comunidades humanas realizan operaciones matemáticas, aunque sean simples. Si le preguntamos a un señor del Amazonas si prefiere tres frutas a una del mismo tipo y aspecto, se quedará con la primera opción. En otras palabras, hay esquemas universales.

  ¿No es un pensamiento evidente considerar a un sujeto de tu misma especie como un igual? ¿Si es un igual no merece el mismo trato que tú? ¿Por qué dejamos que alteren nuestro proceso natural de razonamiento? ¿Por qué no fiarnos, al menos en cosas tan básicas, de nuestra propia lógica?

Bernhard Schlink.
   Nunca puede pedírsele a nadie que haga nada, más allá de lo que considera correcto. Eso parece que es lo que le ocurrió a Hanna. Se ciñó a lo que le decían que era su deber, a lo estipulado, al orden, se entregó a lo que los demás esperaban de ella sin cuestionarse; se olvidó de que sus responsabilidades humanas, su razón personal, se encuentran por encima de cualquier ley o autoridad.

   Esa dejadez a la hora de cuestionar sus actos es la que la hace culpable. Por esa razón no me gustan los cuerpos armados, la policía, el ejército, la guardia civil... porque recapacitar y replantearse las órdenes va en contra de su propia configuración  y esa conducta es antinatural para el hombre.

   Que ella haya sido tan importante en la vida de Michael hace que caiga sobre los hombros del chico un enorme peso. Intenta entender su comportamiento, cómo pudo hacer lo que hizo, cómo pudo él haber amado a quien fue participe en aquello tan aberrante ¿Tanto nos ciega el amor?

   Respecto a si han de juzgarse retroactivamente cierto tipo de conductas, creo que ya todos sabéis lo que pienso. Un principio tan importante y básico en nuestra sociedad no puede estar limitado por reglas escritas en un papel. La humanidad no puede estar limitada por garabatos. Por supuesto, estoy hablando de justicia real, de justicia efectiva, no de condenar a alguien quince años por un asesinato y desentendernos. No me malinterpretéis, no digo que deba ser más o menos tiempo. Digo que el tiempo que una persona pase alejada de la sociedad ha de tener un efecto, un objetivo ¿De qué nos vale tener a un terrorista treinta años en la cárcel, si no conseguimos que sea consciente del daño que ha hecho?

   Tampoco entiendo muy bien, por qué es una cantidad de años y no otra ¿En qué se han basado para estipular la duración de las penas? ¿En tratamientos psicológicos, psiquiátricos, en algún tipo de servicio a la comunidad...? ¿Están puestas a ojo de buen cubero? Si alguien conoce la respuesta, por favor, que me lo diga.

   Bueno, no os doy más el tostón. Para los que no queráis leer el libro, la película, dirigida por Stephen Daldry, también está muy bien y es bastante fiel. La protagonizan una estupenda y muy premiada Kate Winslet en el papel de Hanna, David Kross en el del chico y Ralph Fiennes en el del Michael adulto.

   En síntesis, creo que es una preciosa historia, tanto en formato audiovisual como escrito, que os encantará. No es una lectura pesada, dista mucho de los insustanciales títulos a los que se suelen acudir en verano y no conozco a nadie a quien le sean indiferentes los temas que se tratan en ella. Además, os hará pensar y eso siempre viene bien.

   Yo tomé prestado mi ejemplar de la biblioteca, aunque podéis encontrar este título en cualquier librería cercana (mejor el pequeño comercio que unos grandes almacenes, ya lo sabéis) por unos 7 u 8€. De todos modos aquí os dejo, como siempre, el enlace de compra de la FNAC por si no podéis acudir a ellos: http://libros.fnac.es/a115381/Bernhard-Schlink-El-lector
 

2 comentarios:

  1. Mariela, ya te echaba de menos en Inquaris. Espero que disfrutes la feria. Me encanta, no sólo eso, adoro tu blog. Un abrazo y recuerdos a Álex.

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    Respuestas
    1. Gracias, pero creo que la feria, con los estudios, la veré poquillo. Me alegra muchísimo que te guste nuestro blog ^^ ¡¡Un besazo enorme!!

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