miércoles, 6 de marzo de 2013

DESCUBRIENDO SETENIL DE LAS BODEGAS.

   Hoy os invito a disfrutar de un precioso rincón enclavado en la misma roca. No, no estoy hablando de Petra, aunque me encantaría. Me refiero a Setenil de las Bodegas, un pequeño pueblo blanco gaditano que limita con Málaga y que es tan curioso como encantador.
 
   Antes de comenzar nuestro viaje, os recomiendo que os pongáis un calzado cómodo, porque este lugar no se encuentra precisamente en una llanura, y que llevéis la cámara a mano en todo momento; si no, podéis perderos imágenes tan maravillosas como esta. Yo, no me lo perdonaría.


   Justo a la entrada del término municipal nos topamos con una estación de tren sacada de “Cuéntame”, monísima, que todavía realiza su función, eso sí, con menos afluencia de público. 



   Ya en el casco urbano os recomiendo dejar el coche a las afueras, el pueblo no es muy grande, puede recorrerse perfectamente andando, y os ahorraréis problemas con vuestro vehículo, ya que las calles del centro son demasiado estrechas para circular con facilidad.

   Para que nos ayuden a sacarle el mayor partido a nuestra visita, acudimos a la oficina de turismo que se encuentra en la antigua casa consistorial del pueblo, construida a principios del s. XVI [Cierra los lunes]. Justo en frente se encuentra el Ayuntamiento. Estas edificaciones se encuentran ya a una altura considerable, así que echad un vistazo hacia abajo cuando la arquitectura os lo permita.

   Para hacer más sencilla la excursión comenzaremos nuestra andadura desde la parte más elevada. Allí podemos encontrar la Iglesia principal, aunque ahora está en obras, que recibe el nombre de Nuestra Señora de la Encarnación; el Torreón, muestra de lo que fue el antiguo alcázar, del s. XII- XIII, construido por los almohades; el aljibe y restos de las murallas árabes; además de balcones asomados a la montaña y rincones tan acogedores como el de la izquierda de la foto.


   Setenil es paso obligado de la Ruta de los almorávides y los almohades. De hecho, una de las teorías más consolidadas sobre su nombre es que deriva de septem nihil, "siete veces nada", porque dicen que fueron siete las veces que el ejercito cristiano intentó conquistarlo sin éxito.También es famoso por su Semana Santa y, la verdad, teniendo en cuenta la estructura de sus calles, tiene que ser un espectáculo digno de ver.

   No sólo disfrutaréis de los puntuales sitios de interés, sino que lo haréis con simples paseos.


Plaza de Andalucía.

   Y, por fin, llegamos a lo más típico, las Cuevas del Sol y de la Sombra y la calle Jabonería. No son casas excavadas en la roca; simplemente, o al menos en principio, la construcción sólo se cierra apoyada sobre ella.


   No podéis abandonar la zona sin ver las tres ermitas de este pueblo: la de Nuestra Señora del Carmen, construida en el s. XVIII en el mismo desfiladero os dará otra perspectiva del enclave; la de San Benito del s. XV- XVI; y, la más importante, la de San Sebastián del s. XV- XVI, que se cree que es la primera edificación cristiana tras la reconquista y que viene con leyenda incluida. Según cuentan, Isabel la Católica dio a luz a un niño durante el asedio que sufrió Setenil, este murió al poco de nacer y  se le bautizó como Sebastián, de ahí el nombre de la ermita y del patrón del pueblo.


   ¿Os ha enamorado tanto como a mí? Pues sintiéndolo mucho, debo deciros que si el Ayuntamiento de Setenil no se preocupa realmente por su pueblo, este precioso lugar perderá, sino todo, gran parte de su encanto. Y es que he encontrado muchas zonas tremendamente descuidadas; se está permitiendo que los vecinos edifiquen sin respetar la fachada tradicional de las casas; muchas paredes tienen la pintura desconchada, deberían de encalarse más a menudo; además, no cuidan otros encantos que podrían tener como los edificios que bordean el río o las zonas verdes, en las que hay mucha suciedad, y, para más inri, las restauraciones están hechas de una manera muy agresiva.


    Espero que se den cuenta de lo importante que será para su gente preservar el entorno en buenas condiciones, pues es un lugar maravilloso y que perfectamente podría vivir del turismo si lo cuidan con un poco más de cariño. 

   Este tirón de orejas no quiere decir que no me haya encantado, porque... ¿quién no caería rendido ante imágenes como estas?




 Si decidís disfrutar en este precioso rincón y necesitáis comer, os recomiendo el Bar-Restaurante Domínguez en la Plaza de Andalucía, en el casco histórico. Nos atendieron estupendamente y existe una relación perfecta calidad-precio.

  Aquí os dejo un enlace con mucha información interesante, donde podréis encontrar mapas, alojamiento y otros datos de interés. Cuánto más sepáis del sitio más disfrutaréis vuestra excursión.

2 comentarios:

  1. Un lugar perfecto para escapar por un día de las rutinas de este mundo lleno de prisas :) Un pueblo pequeñito y de mucho encanto

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  2. La verdad es que sí, es un lugar único, cercano, acogedor y económico. Muchísimas gracias por comentar ^^

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